Se llama duelo
psicológico a aquel proceso interno que tiene lugar en la vida de
una persona luego de sufrir una pérdida sea irreparable o no. Es decir, el duelo, entendido también
como aflicción o dolor es una manifestación natural y en ese sentido
requiere de un tiempo de readaptación al cambio producido y no necesita de
medicación alguna, salvo especificidades indicadas por el médico de cabecera.
Hay en la actualidad una
demanda de recuperación casi inmediata, que surge de los intereses y
requerimientos de esta sociedad posmoderna que vivimos. No apoyamos esta
inmediatez, ya que no responde a los tiempos naturales y psicológicos de las
personas. Consideramos que es necesario dar espacio y tiempo al dolor. Permitir
que el mismo se exprese, se evidencie, que tenga vías de canalización y
potenciar situaciones de superación.
El duelo es el
proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un
empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.). Aunque
convencionalmente se ha enfocado la respuesta emocional de la pérdida, el duelo
también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que
es vital en el comportamiento humano y que ha sido muy estudiado a lo largo de
la historia. En la actualidad se encuentra en discusión el tema de si otras
especies también tienen sentimientos de duelo como los seres humanos, y en
algunas de ellas se han observado comportamientos peculiares ante la muerte de
sus congéneres.
El Duelo como proceso,
atravesará distintos momentos o etapas, que son también personales. De a poco
cada quién irá deslizándose en los distintos estados, mutando en su manera de
manifestar el dolor y recorriendo el camino del cambio.
ETAPAS
PRINCIPALES DEL DUELO
1. Fase de Negación.
Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdida.
2. Fase de enfado e
indiferencia. Euforia o enfado por no poder evitar la pérdida.
3. Fase de
Negociación. Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y
contras de la pérdida.
4. Fase de Dolor
Emocional. Se experimenta tristeza y dolor por la pérdida.
5. Fase de Aceptación.
Se asume la pérdida, pero jamás se olvida.
Suele durar entre 2 y 14
semanas, aunque puede persistir hasta los 6 meses cuando se trata de la pérdida
de un ser querido muy allegado (Madre, hijo, cónyuge...). Hay autores que consideran que el plazo ideal
es de un año. El atravesar el año con esta carencia expone a la persona a
atravesar todas las fechas más significativas, cumpleaños, fiestas de navidad,
aniversarios, en la nueva situación, dándole un cierre a determinadas variables
emocionales.
En el caso de que los
síntomas no cesaran después de los períodos de tiempo anteriormente citados y
provocaran problemas al afectado/a para desenvolverse en su vida rutinaria, es
de vital importancia acudir cuanto antes a buscar la ayuda de un profesional de
la psiquiatría y/o psicología, ya que la persona afectada puede estar sufriendo
un episodio de depresión. No siempre se
cumplen todas las etapas, ni necesariamente ocurren en el orden señalado.
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